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domingo, 15 de junio de 2008

Los Trascachos Literarios de Badajoz


Los "Trascachos Literarios" surgen en Badajoz a mediados de los años '60 del pasado siglo, fruto de la iniciativa del periodista Antonio Santander de la Croix, recién llegado de Zaragoza. Santander no solo se conformó con revolucionar la redacción del "Hoy" sino que empezó a "mover" la calle con mil y una actividades de las que daba cumplida información en las columnas del periódico.
Calificadas como "cosas de Antonio", muchas veces no les otorgaban el crédito que merecían, pero la cosas no eran tan nimias como pudieran parecer.
Convenció a Alberto Gonzalez Villemenot, entonces compañero de plantilla en el "Hoy" para que le hiciera un dibujo caricatura clavando en un muro de ladrillo un cartel con una sola palabra:"UNIVERSIDAD" y escribió un suelto en su sección (El Guadiana Suena) pidiendo de entrada una universidad para Extremadura y no paró la campaña hasta su marcha a Salamanca, seis años después. La campaña periodística pro universidad fue intensa y el mayor apoyo que tuvo la incipiente Asociación de Amigos de la Universidad Extremeña (Uribarri Murillo, José Mª Montes, Rabanal Brito... ). Hoy tenemos una Universidad brillante y de quebradiza memoria; Universidad que tiene pendiente la asignatura de celebrar sus origenes con el recuerdo de aquellos que lucharon por ella, con todo el pueblo extremeño detrás.
Esa fue una de las "cosas" de Antonio Santander y otra los trascachos. Un trascacho es un "lugar reguardado del aire". Antonio ubicó este trascacho en el conocido "Mesón de los Castúos", en una de las travesías de la calle de San Pedro Alcántara.
El Mesón de los Castúos era un lugar con historia propia, escenario de cantaores, guitarristas y bailaores. De vez en cuando pasaban por allí Juanito Salazar -hijo de Porrina de Badajoz- José Rodríguez de la Concepción - mi maestro de guitarra- Gonzalo - hermano del Porras- el Musiquina y el Peregrino, que cuando estaba con duende nos dejaba sus mejores esencias marcándose un baile con Carmen del Bronce...
Allí fue donde Santander de la Croix inauguró su serie de trascachos - literatura y poesía alrededor de una mesa bien servida, asistida por Santander - maestro de ceremonias- Tomás Rabanal Brito- con el que mucho más allá del parentesco le unía una amistad que conservaron hasta el final de sus días (ambos murieron con un año de diferencia, 1.994 y 1.995), Julio Cienfuegos, Julián Mojedano, Carlos Pérez Alonso -venía de Aceuchal- Luis Alvaréz Lencero, Manuel Pacheco, Jesús Delgado Valhondo - que retomaba tertulia con Rabanal Brito, evocando las de Mérida en los años 50, con Félix Valverde Grimaldi y, alguna vez creo recordar, también asistió Rufino Félix.
Aquello tuvo un trasiego enorme las reuniones gran prestigio en Badajoz aunque con el paso de los años, la marcha de Antonio y otros más, no quedó nada de aquella efervescencia literaria.
No obstante, sí quedó algo físico aparte de los recortes de prensa.... Una tarde invierno, muchos años después -principios de los años '70- recibo una llamada de teléfono de mi padre anunciándome que por la tarde vendría acompañado de Arsenio Muñoz de la Peña (antiguo trascachista) para ver si podíamos escuchar una cosa.
Llegó Muñoz de la Peña levando consigo un enorme paquete con 9 0 10 bobinas de magnetofón, de las grandes, conteniendo las grabaciones de muchos trascachos, grabaciones que se realizaron en un magnetofón "Ingra", propiedad del dueño del Mesón de los Castúos" y que Muñoz de la Peña le había comprado días atras sin saber a ciencia cierta si algún día podría oirlas.
Montamos mi aparato Grundig - todavía funciona de primera- y lo primero que surgió fue la voz de Carlos Pérez Alonso recitando La Nacencia. Todo estaba allí: Lencero, Pacheco en su salsa, Julián Mojedano y otros de perdida memoria de los que en aquella tarde, solamente pudimos oir retazos- eran más de 16 horas de grabación, incluidos cante y baile a cargo de lo mejorcito de Badajoz en esos días. Intenté por todos los medios que Muñoz de la Peña me dejara las cintas para sacar copias en cassette pero no hubo forma y desaparecieron para siempre con Muñoz de la Peña aunque, de vez en cuando, imagino que se encuentran olvidadas en algún cambalache y que algún coleccionista puede encontrarlas.

(En la fotografía: Antonio Santander de la Croix y Tomás Rabanal Brito grabando el "Trascacho" dedicado a López Lago)


José Rabanal Santander

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