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viernes, 19 de septiembre de 2008

Refinerías y otras yerbas

Creo que hay que ser partidario de la instalación de una refinería en Tierra de Barros; bueno, no de una solamente, sino de dos o tres y de las más grandes, sobre todo ahora que se nos ha destruido la que teníamos... por supuesto me estoy refiriendo a Indesur, la del aceite de oliva, ese líquido dorado que va divinamente para el colesterol, el corazón y el tomate de las vegas del Guadiana, porque de las otras refinerías (quizá porque no me gusta como quedan el paisaje), pues va a ser que no.
Esperaba que alguna inversión rumbosa se encargara de mejorar nuestra producción de aceite -que ya despunta en mercados extranjeros- hasta conseguir que los ingleses - por poner un ejemplo- puedan comprarla a buen precio y abandonen esos platos mantecosos, gladiadores en lucha con los estómagos meridionales. Pero no, no ha habido suerte y nos va a caer una de las otras que va a aliviar el paro de otras empresas que hace unos días amenazaban borrasca laboral.
Así que bienvenidos sea esos tres mil puestos de trabajo que van a petar las oficinas del SEXPE, puestos que supongo estables, para trabajadores extremeños con denominación de origen y directos, porque los indirectos creados dejemos que sean medallas que se cuelguen las otras empresas ( al César lo que es del César).
Decía el hispanista Waldo Frank que Extremadura "era la tierra de los cielos lejanos", limpios horizontes abiertos, salpicado de cuando en cuando por el humo de una majada. Y nuestro poeta emeritense, Félix Valverde Grimaldi, en el poema "Humo" escribía:" ... Abajo está la casa que es la vida / y hacia arriba va el humo que es el sueño", humo inocente que desaparece en un suspiro, después de haber alimentado las ollas del hogar.... Y se completa el paisaje con un río limpio y tranquilo... y así debe quedar el cuadro ¿o no?.

José Rabanal Santander


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