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martes, 30 de septiembre de 2008

El premio Arturo Barea. Extremadura y sus cortijos literarios

El premio de investigación Arturo Barea ha soltado chispas en los últimos días; chispas y truenos que nos hacen mirar al soslayo hacia estos "concursos" y sustanciosos premios que -dicho sea de paso - pagamos entre todos y por esa razón, deben rendirnos cuentas claras y breves.
No conozco la obra "premiada", autor o miembros del jurado ( en su condición de tales) y no juzgaré jamás sin conocimiento de causa. El tema esta ahí y el escándalo corre por los mentideros y, de forma espontánea me viene a la cabeza una idea que, de vez en cuando me ronda: Extremadura no ha sido solamente tierra de cotos y caciques. Creo que también nos encontramos con cortijos culturales, donde unos cortan el bacalao y otros actúan de figurantes que dan cobertura a los diferentes eventos. Quizá sea mi culpa y peque de subjetivismo o recelo, de entrada desconfío de los concursos literarios y similares aunque-paradojas tiene la vida- alguna vez me presente a ellos, quizá debido a ese impulso de Narciso ante el estanque que impregna a todos los que nos creemos un poco artistas, por ese perfume de la diferencia que nos produce la congénita soberbia de la literatura. Un premio literario no significa nada,aparte del montante económico de la dotación y que tu obra le haya complacido a los cinco o seis miembros del jurado (desconozco si juran algo en algún sitio). Puede que tu obra encuentre algún eco después de publicada, pero no nos engañemos: como no te premien con el Nobel o el mercantilizado Planeta, la cosa va cruda.
Así que no queda mas asunto que repartirse la túnica sagrada de los concursos y demás que cositas que puedan caer por ahí .
El oficio de escribir (aquí cito una expresión del novelista andaluz Julio M. de la Rosa) puede aprenderse pero eso no da garantía de gran creador literario. El creador, el verdadero escritor viene de cuna, no le hace falta ningún certificado académico para construir su mundo literario. Extremadura va sobrada de plumas orladas de títulos inmersas en la publicación continua de una producción etiquetada como investigación, obras de creación que no pretendemos enjuiciar porque existe de todo como en la viña del señor y entre todo este magma ingente de libros con marchamo de calidad académica, destacan los muchos recortables y recortados. Cortar y pegar, con aderezo, orden, y cierto aire de orientación es el vicio y pecado de muchos de nuestros "investigadores actuales" que nos venden como horas de trabajo un par de clicks de roedor informático, pescando en un mar de Internet donde no siempre es mero todo lo que salta, sin darse cuenta de que escribir juntando los retazos cortados y pegados con mas o menos garbo, es tan peligroso como que te operen a corazón abierto mientras el cirujano sigue las orientaciones del Google. No obstante, hay que comprender que resulta tentador para cualquier docente que se precie, tener algún librillo en el currículum y si la peña aplaude, el ego siente el soplo divino...
Incluso los que nos dedicamos a esta cosa imprecisa, indeterminada y con ínfulas innovadoras que son los blogs, caemos muchas veces en los mismos o parecidos pecados, sobre todo cuando los utilizamos para cargar -aunque sea de manera elegante- contra tirios y troyanos.
Tristeza reconocer que, según el dicho popular, no hay nada nuevo bajo el sol que queda poco por descubrir y anunciarlo como inédito; no nos vamos a tropezar con otra tumba de Carter, llena de tesoros; en la mayoría de los casos eso pertenece al mundo de los sueños y" los sueños, sueños son".
Otro aspecto en el panorama de los escribidores extremeños, es la poca atención que dispensan al género divulgativo, es decir, acercar los grandes temas de nuestra tierra o de otras al público, de manera sencilla, próxima. El reportaje extenso, la divulgación , la sencillez, pueden hacer mucho más que las densas páginas de esos molotes literarios que, desde las primeras páginas, dejan sentir sus pronunciamientos ex cátedra. Y cortijos literarios, ni uno.Ojo avizor que no nos metan puntos, que las suculentas prebendas las pagamos todos.
Los libros y la espada se manejan no con la mano ni el brazo, sino con el corazón, como escribía el gran Quevedo. Reconocer que muchos de estos pecados los cometemos todos los que nos atrevemos a intentar construir la Galaxia Gutenberg . Todos pecamos de algo. Así que fuera círculos, camarillas y demás becerros de oro. No es mala idea tener como cabecera aquello del payador argentino: "Yo vengo de muy abajo y muy arriba no estoy.... "

José Rabanal Santander

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