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jueves, 2 de abril de 2009

Coro del Conservatorio de Badajoz : 30 años es mucho

Decía aquel viejo tango gardeliano fatalista "que veinte años no es nada..." pero en el caso del Coro del Conservatorio de Badajoz, nos atrevemos a decir que es mucho, por lo trabajado y conseguido a la vista y oído del concierto que ofreció el pasado 27 de Marzo en la Catedral.
Rendir en esta ocasión homenaje a su fundador, D. Carmelo Solís es justo y lógico.
Recuerdo a D. Carmelo charlando con mi padre en el estudio de Radio Sindical, contándole ante los micrófonos la fundación de la "Schola Cantorum" del Seminario de San Atón, allá por los años 60 del pasado siglo. Horas y horas de dedicación al canto gregoriano -música que tiene algo de misteriosa, inciática - cantos que parecen repliegues olvidados de la historia de los pueblos.
D. Carmelo sumergido en los mas diversos estudios e, tenia tiempo para participar en los Congresos de Estudios Extremeños, donde formábamos tertulia con Adolfo Maillo, Domingo Sánchez Loro -amenísimo musicólogo- el Marques de Lozoya y Emilio González de Hervás.
El Coro del Conservatorio era su gran proyecto, "tenía que rematarse" la labor emprendida por el Orfeón Provincial de D. Miguel Pascual, ilustre sochantre zamorano.
Y el Coro fue el medio en el que se dieron a conocer sus estudios y rescates de la obra de Juan Vázquez. Siempre sostuve una buena relación y tenia muy en cuenta las criticas de mi padre en el diario "Hoy", pues sabia perfectamente que no eran información de tramite.
El concierto del día 27, bajo la experta y apasionada dirección de su actual director, Alonso Gómez Gallego, ofreció una buena muestra del compositor extremeño Hernando Franco, nacido en Galizuela en 1532 -emigrante, por así decirlo, en Guatemala y México, poco conocido y nos atrevemos a profundizar que ese desconocimiento se extiende - mas o menos a la mayoría de músicos renacentistas. Los aficionados, sí conocen su figura y su obra.
A este desconocimiento contribuye el hecho de que la música sacra polifónica, no se graba en disco hasta 1920, así que Pallestrina, también quedaba sumergido en ese limbo.


Buena labor la del Coro de del Conservatorio al integrar entre sus temas la figura de Hernando Franco, un concierto monográfico, difícil en la memorización de sus partes -Asperges me, Vexilla Regis, Arbor decora et fulgida, O redemptor, Christus factus este, Miserere mei, Deus, Surrexit Dominus vere, Vidi Aquam, Salutis humae sator, Ut queant laxis, Quicumque Christum quaeritis- apoyado en unas voces femeninas, excelentes de afinación, alcanzando agudos muy ecualizados en todas las partes y las masculinas -cuerdas de tenor, bajo y barítono, acertados en las partes contracantadas, características de este genero

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Pero como no queremos entrar el terreno de la critica experta - doctores tiene la iglesia-, destacar que este esfuerzo de divulgación y rescate de la música sacra de Hernando Franco, merece no solo los elogios y agradecimientos sino que debería ser oportunidad para perpetuar este trabajo en una grabación adecuada, al igual que ha hecho el Coro Melos Gloriae, bajo la dirección de Juan Manuel Lara Cárdenas en México, presentando la obra "Officium Defuntorum Novahispanicum".


Existen -al menos tenemos noticias de ellas- grabaciones de Lumen y partes de Visperas y Magnificat, registros efectuados en Londres, formando parte de repertorios de diverso contenido.


Si Hernando Franco es desconocido en Extremadura, el Coro del Conservatorio de Badajoz y su director, el tambien extremeño Alonso Gómez Gallego, han llevado a cabo un importante proyecto de recuperación de olvidos e injusticias históricas, en la figura de un artista emigrante, en la diáspora, como tantos otros que vendrían después.


La Catedral de Badajoz prestó su acústica y el público bien entregado, a pesar del frío que se dejó sentir al final del concierto. Las armonías, rebotando sobre los viejos muros, nos traían evocaciones monacales y las gregorianas estrofas, recuerdos del Cister, de monjes pendolistas, aromas de tardes de invierno en abadías, recogidos al arrullo de la oración en sus parcas celdas, mientras repasan las páginas del viejo antifonario.


Sin lugar a dudas, las voces femeninas ha enriquecido los conjuntos corales en estos cantos, donde el mensaje y la palabra cabalgan sobre la cresta de la música.


Una buena grabación cuadrofónica en esta catedral, sería de agradecer.


Si alguna crítica negativa hubiera de ponerse al concierto sería recomendar que, en próximos conciertos se olviden de poner cartelitos de "reservado" en los bancos, que en una catedral, a excepción del lugar del ara, el gradum y lugares propios del clero, todo es de todos; además las pretendidas personalidades a quienes se reserva el preminente lugar y casi nunca acuden.


Enhorabuena al Coro.



José Rabanal Santander

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