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miércoles, 7 de septiembre de 2011

María de las Mercedes Moreno, Medalla de Extremadura. Una voluntaria que cabalgó las ondas

Enhorabuena Mercedes. Desde este pequeño rincón donde el Guadiana suena, te envío mi felicitación por ese reconocimiento que hoy recibes en Mérida- mi ciudad natal- al resguardo del Teatro de Marco Agripa. Quizá hoy, más de alguno- los más jóvenes- no sepa quién es Mercedes Morenoya que la labor de voluntaria es callada y anónima desde el corazón- en algún lugar tiene que reposar estos entimientos- y no desde el interés particular que tanto se da en estos solares patrios.

La dificil labor de integrar reclusos en la sociedad es la "pequeña" tarea que desde hace años, Mercedes y sus compañeras del Centro de promoción de la Mujer, se han echado a las espalda con infatigable tesón, sin más recompensa que el placer de la labor hecha cada día.

Es una medalla merecida, trabajada y que servirá para renovar la ilusión, una medalla que cabalgará la ondas, en busca de metas mas ambiciosas. Y digo ondas, porque Mercedes es una mujer de la radio. Quién es de la radio, lo es siempre hasta el final. Conocí a Mercedes hace muchos años, casi tantos como los que yo tengo ahora, en los estudios Radio Extremadura EAJ-52, junto a su compañero Julián Mojedano, aquellos estudios básicos y primitivos situados en la calle Santa Lucía, esquina a Cardenal Carvajal, frente al edificio donde se encontraba otra radio pionera, Radio Badajoz, Emisora Sindical. Esa zona conformaba un microcosmos radiofónico donde se apoyaba el corazón de Badajoz, donde latía el pulso de la ciudad.

Muchos años Mercedes pasaron ante el microfóno, trenzados de guías comerciales, cuñas de publicidad, radio novelas y teatro pero, ante todo, de historia local no solo de nuestra ciudad sino de nuestra región. ¿Cómo poder olvidar aquella bombillita roja encendida, señal de que estabas en el aire? Esa lucecita roja abría las puertas de Badajoz y nos dejaba ver al trasluz las alegrías y miserias que a cada uno tocó vivir. Quizá fuera en alguno de esos momentos cuando empezaste a estar con los demás en esa labor que hoy reconocemos.

Pudiera ser que esta noche, en esa noche de Mérida, romana y pletórica, entre las estrellas que alumbren los capites del Teatro, se encienda la bombillita roja y susurre la voz del control: Mercedes, estamos en el aire.

Un abrazo,



Pepe Rabanal

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