La celebración o no de la Gala de los Premios de la Música en Badajoz, es algo que-personalmente- no me interesa mucho, básicamente porque hace bastante tiempo que comprendí que en estos premios sucede como a las novias en su boda, que deben llevar algo viejo, algo nuevo y algo prestado, es decir, unos merecerán el premio, otros los recibirán por la cara y a otros les prestarán el galardón a ver qué pasa.
Si Badajoz quiere disfrutar de este evento, tiene derecho, sin embargo no hay justificación si la politiquería local se monta un número, acaparando gran cantidad de localidades para repartir a discreción; tampoco hay lugar para otra cosa que no sea la música en si y sus artistas.
Lamentable que haya artistas que entren por los laterales mientras se reserva la puerta principal para Miguel Bosé, porque se había detectado "que iba a despertar mucha expectación", así que supongo que otros, como la enorme Teresa Berganza iría por la lateral, la gran voz que no necesita arreglos especiales, coros de refuerzo , bailarinas o engaños electrónicos. Si eso fue así, hacer distingos es de vergüenza.
Pablo Guerrero, un cantor honesto, constante, emocional y romántico "a cántaros" y a su manera, premio merecido a lo largo de una dilatada trayectoria en la trinchera de la música, lo mejor de la noche.
Todo lo dicho, reflexiones al leer la la prensa, que lo explica claramente. Tambien sale de madre la afluencia masiva de personas que, en la calle, hacían la ola al cortejo de idolillos. A ver cuando aprendemos a premiarlos solamente con aplausos en las salas, si nos dejan pasar.
José Rabanal Santander
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