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lunes, 2 de septiembre de 2019

EL “BUEN HISTORIADOR Y “LA ALTURA INTELECTUAL”




EL “BUEN HISTORIADOR Y “LA ALTURA INTELECTUAL”

No hace mucho tiempo, esas dos expresiones me han llegado como respuesta a dos leves apuntes míos en la red social Facebook

En el primer caso, había escrito yo un comentario, más bien una apostilla, al mantra que se viene repitiendo, machaconamente, de los 140 años de honradez del PSOE; en esta ocasión, para ser exactos, se expresaba “140 años de logros sociales en España”.Simplemente apuntaba que en ese periodo de tiempo, deberíamos descontar los años de excesos, venganzas, torturas, violaciones y asesinatos, que cometieron los socialistas durante el periodo de preguerra y guerra civil, destacando por su vileza los cometidos desde las filas del Frente Popular y las bandas de delincuentes que habían sacado de las cárceles españolas.

Ahí es donde recibo el escueto comentario “Qué buen historiador eres”. Escrito así, en una red social, la expresión puede tener varias interpretaciones, pues, como es lógico, la red no tiene ningún algoritmo que nos permita conocer si es sarcasmo, doble intención, halago o respuesta corta, en extensión o argumentos. Si es halago, inmerecido lo considero, ya que, de momento sólo he aportado dos libros de historia local (esa pequeña historia que se refugia en los rincones) de los otros nada puedo decir pues desconozco la intencionalidad de la frase.

Hora es de advertir, que el PSOE y muchos simpatizantes vienen ocultando su turbio pasado y revistiendo de carácter angélico ciertas partes de su historia. No solo el PSOE, los partidos de la derecha tambien lo han hecho durante años y éso a los “buenos historiadores”, no nos gusta. Mejor nos sentiríamos, todos los españoles, si pidiéramos perdón , como ha hecho el Presidente de Alemania a Polonia, con motivo del 80 Aniversario de la II Guerra Mundial.

Pero la Historia es la Historia y el César reclama su parte. Ni siquiera voy a referirme a los asesinatos masivos de Paracuellos del Jarama y otros casos más conocidos, organizados desde la Dirección General de Orden Público , comandados por Santiago Carrillo y su lugarteniente Serrano Poncela. No, prefiero recordar los días de sangre y odio del PSOE, con sus persecuciones a través del Frente Popular, las chekas madrileñas dependientes directamente de los socialistas y de otras en las que tuvieron participación. Y las quemas de conventos e iglesias en preguerra, o el asesinato cobarde de José Calvo Sotelo, a manos de los pistoleros de Indalecio Prieto, después de haber sido amenazado de muerte en el Congreso. Pablo Iglesias ya justificaba la violencia, cuando en su primera intervención en el Congreso, vociferó que si había triunfo conservador, era necesaria la violencia física contra el jefe de los conservadores.
Eso hicieron con Calvo Sotelo, reventándole la cabeza de un tiro y arrojando su cadáver, a las puertas de un cementerio, como si fuera un trapo. Hecho curioso es que el jefe de los asesinos, confesó el crimen al diputado extremeño Juan Simeón Vidarte que, después de unos minutos de estupor, en vez de denunciarlo, le aconsejó que se escondiera hasta que el asunto se enfriara. Era el capitán de la Guardia Civil, Fernando Condé, que fue a buscar refugio a casa de Margarita Nelken. Fue amnistiado y poco tiempo después murió en acción de guerra.

Las chekas de Madrid ( en otras provincias también las hubo ) eran cárceles privadas del pueblo donde se llevaba a los secuestrados para ejercer sobre ellos la tortura, las violación , el robo y el asesinato, después – en ciertos casos-de un juicio ridículo y sin garantías, por parte tribunales populares.

EL PSOE tuvo 35 chekas en Madrid, gobernadas por milicianos frente populistas y bandidos de todas clases, perpetrando desmanes y robos. Agapito García Atadell, ladrón y delincuente en varias áreas, tenía dos a su cargo, además de la temida “Brigada del Amanecer”, dedicada a “paseos” y robos.

Todo ésto está en la Historia, no se puede tapar. Y lo peor de todos es que eran matanzas organizadas no sólo para eliminar adversarios políticos, otros de sus objetivos eran el robo, el expolio y la venganza. No se trataba de “ grupos incontrolados”, como se viene repitiendo, era un genocidio organizado desde las altas instancias, utilizando las listas del censo electoral (para comprobar la significación política) y las listas robadas a asociaciones religiosas y fusilar a sus integrantes, en una persecución orquestada contra el clero y sus feligreses. En los registros arbitrarios que efectuaban, tener un rosario o una estampa, era sentencia de muerte y el consabido robo y allanamiento del hogar.

Ése es el periodo que hay que descontar porque, afortunadamente , es tiempo pasado y los partidos, tuvieron que renacer en la paz y convivencia que los españoles les brindamos en la Transición.

De otra parte, otro comentario, en la misma red social, expresaba que con un comentario sobre Rafael Alberti, demostraba mi “altura intelectual”
En dicho comentario opinaba que Rafael Alberti no me parecía buen poeta ni persona digna de confianza, basando esta afirmación en su relación con Miguel Hernandez, mejor poeta, más honrado y solidario, a quien Alberti “olvidó” incluir en el listado de refugiados en Chile y no facilitó su embarque en el aeropuerto de Monovar en un avión Dragon, francés, que en principio tenia destino la ciudad de Orán.

La enemistad entre Alberti y Hernández venía de lejos, cuando el suceso del Palacio de los Heredia, en Madrid. Miguel Hernandez, después de batallar en trincheras, se acercaba al Palacio de los Heredia , donde tenían lugar las reuniones del “neoseñoritismo del Mono AzuL”, donde se tomaban esperpénticas decisiones, se comía y se trasegaba de lo mejor, mientras Madrid se moría de hambre. Allí se presentó Miguel Hernández, sudado del frente y al ver los restos de la comilona escribió en una pizarra que había en la sala: “Aquí hay mucho hijo de puta y mucha puta”; dado que la única mujer que estaba presente era María Teresa León, ésta le dio a Hernández un puñetazo con tal fuerza que le arrancó un diente. Y Alberti y otros le dejaron abandonado a su suerte en Monovar, volando hacia Orán, en compañía de La Pasionaria.

Otro de los hechos que perfilan al personaje es su artículo periodístico titulado “A paseo” donde señala a intelectuales, poniéndoles una diana en la espalda, asesinados en Paracuellos, entre ellos, “su amigo “ Muñoz Seca. No movió un dedo para salvarlo.

La Historia tiene su lugar y ese lugar nunca es el olvido.

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