Badajoz. La Noche en Blanco

La Noche en Blanco, como ustedes ya conocen, es una idea cultural - y no mala por cierto - del Ayuntamiento de Badajoz para paliar la sequía de actividades artísticas que padece la ciudad, sobre todo en verano. Se anima el Casco Antiguo, los museos y demás entidades se abren en modo "citá aperta", los restaurantes, cafeterías, terrazas y garitos musicales hacen caja - al menos eso se pretende y la gente lo pasa en grande. Todo ello está muy bien.
Mis amigos, casi todos poetas y juglares, me llaman para que participe con ellos - siempre lo hago de mil amores-en el recital poético que según tengo entendido, será en las Casas Consistoriales, echando al vuelo unas canciones al hilo de los versos que bien saben decir nuestros poetas.
No obstante, declino la invitación, por varias razones, que explico aunque nadie me pida tal aclaración. En primer lugar, porque el Ayuntamiento de Badajoz, para celebrar este recital póetico, lo primero que tenía que hacer es establecer un compromiso con los participantes de la actividad, igual que con los técnicos de sonido o la cafetería que sirve el chocolate - si es que se marcan el detallito- porque la poesía y la música que se pueda ofrecer en ese recital vale tanto como la labor de monitores, ayudantes u otros colectivos que participen.

Que yo se sepa a poetas jamás se les paga - a no ser que ganen Premio Ciudad de Badajoz, casisiempre fuera de nuestras fronteras regionales- y todo lo más, invitación a algún vinillo de honor, de esos que ahora se suprimen, para ahorrar.

Y como los recitales poéticos, de los escritores de aquí, no se valoran y se sufragan como cualquier otra actividad, me niego a poner guindas musicales a esaa clase de pasteles.

Decía un concejal de algo del Ayuntamiento de Mérida -mi ciudad natal- que "no creyeran las asociaciones y colectivos que se les iban a pagar todas las actividades". Perfecto, pero trasladando el tema al Ayuntamiento de Badajoz, digamos que no piensen que todo lo que hagan en materia de cultura les vaya a salir gratis, que ha de ser en plan de amigos.

Y no es solo por cuestión de diner, porque si hay que ir a cantar sin cobrar a una escuelita de un pueblo perdido, se va y además te traes un recuerdo imborrable.

Pero cuando se trata de estos casos, la poesía queda malparada; al fin y al cabo como no atrae masas, mejor dejarla en la leonera ("el poeta en la leonera, la mujer en la cocina"), cantan los versos de María Elea Walsh, en "Balada del Cómodus Viscach".

Por eso en semejantes plazas, no toreo. Y lo siento por mis amigos, que son los mejores "espadas" de Badajoz.

Saludos y suerte.

José Rabanal