Vaya por delante reconocer que convocatorias como ésta que nos ocupa, constituyen iniciativas importantes - de reconocido mérito- con vistas a la consideración del panorama musical extremeño en nuestros dias, destacando, la labor, los afanes y el trabajo- más díficil que el de Persiles y Segismundo-, de todo aquel que emprende tarea semejante , culminando en esta nueva edición.
Y como nos importa por lo que representa dentro de la música coral de Extremadura, este Guadiana, que atraviesa tantos paisajes de Badajoz, no puede por menos que sorprenderse ante la redacción de la siguiente norma de la bases de esta IV Convocatoria:
"3.5. En caso de que la obra lleve texto, éste deberá ser en latín, castellano o ehtremeñu (incluyendo el cahtúo o cualquier variante dialéctica; citar la misma)"
Nada que objetar a la primera lengua (latín), tampoco a la segunda (castellano), pues suponemos que se refiere a la forma de hablar en Castilla, pero si nos extrañamos ante el "ehtremeñu", el "cahtuo" " cualquier variante dialéctica.
De entrada, el extremeño ( lo de "ehtremeñu", evidentemente es invención), como tal, no existe. Todo tiene origen en la obra de Luis Chamizo Trigueros, El miajón de los castúos. En la edición primera, Chamizo escribe "castúos", no "cahtuo" y Chamizo no hace sino recoger las formas de habla locales de un pequeño triángulo conocida perfectamentepor el poeta: el que forman las localidades de Guareña, Cristina y Valdetorres, formas que vienen como guante a su sentir poético, proporcionando la reciedumbre y sonoridad que busca para sus composiciones.
No existe dialecto y por consecuencia, no puede producirse ninguna variante dialéctica.
Igual que un intérprete no puede salirse del tiempo sin que ocurra la catástrofe, no podemos inventarnos un idioma o un dialecto, aunque sea con afán de reafirmar nuestros sentimientos regionalistas o querer dotar a la Convocatoria de un caracter extremeño que ya le aportan sus otros muchos valores. Quizá dar más cancha a la inspiración en temas populares de la Alta y Baja Extremadura, como recordaba el folclorista Domingo Sanchez Loro en el II Congreso de Escritores Extremeños, no sería desafortunado a la hora de contribuir al colorismo regional.
Enhorabuena por haber conseguido otra edición.
José Rabanal Santander
Y como nos importa por lo que representa dentro de la música coral de Extremadura, este Guadiana, que atraviesa tantos paisajes de Badajoz, no puede por menos que sorprenderse ante la redacción de la siguiente norma de la bases de esta IV Convocatoria:
"3.5. En caso de que la obra lleve texto, éste deberá ser en latín, castellano o ehtremeñu (incluyendo el cahtúo o cualquier variante dialéctica; citar la misma)"
Nada que objetar a la primera lengua (latín), tampoco a la segunda (castellano), pues suponemos que se refiere a la forma de hablar en Castilla, pero si nos extrañamos ante el "ehtremeñu", el "cahtuo" " cualquier variante dialéctica.
De entrada, el extremeño ( lo de "ehtremeñu", evidentemente es invención), como tal, no existe. Todo tiene origen en la obra de Luis Chamizo Trigueros, El miajón de los castúos. En la edición primera, Chamizo escribe "castúos", no "cahtuo" y Chamizo no hace sino recoger las formas de habla locales de un pequeño triángulo conocida perfectamentepor el poeta: el que forman las localidades de Guareña, Cristina y Valdetorres, formas que vienen como guante a su sentir poético, proporcionando la reciedumbre y sonoridad que busca para sus composiciones.
No existe dialecto y por consecuencia, no puede producirse ninguna variante dialéctica.
Igual que un intérprete no puede salirse del tiempo sin que ocurra la catástrofe, no podemos inventarnos un idioma o un dialecto, aunque sea con afán de reafirmar nuestros sentimientos regionalistas o querer dotar a la Convocatoria de un caracter extremeño que ya le aportan sus otros muchos valores. Quizá dar más cancha a la inspiración en temas populares de la Alta y Baja Extremadura, como recordaba el folclorista Domingo Sanchez Loro en el II Congreso de Escritores Extremeños, no sería desafortunado a la hora de contribuir al colorismo regional.
Enhorabuena por haber conseguido otra edición.
José Rabanal Santander
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