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miércoles, 27 de junio de 2018

EXTREMADURA. EL TREN Y SU CHACACHÁ

Hace ya muchos años, quizá a principios de los 70, fui convocado a una reunión, en calidad de representante de agencia de viajes, en el edificio del antiguo Sindicatos, en Badajoz.
Alli, además de agentes de viajes estaban casi todas las empresas de transporte de la provincia.
En resumen, se trataba de darnos a conocer un estudio sobre turismo confeccionado por los economistas y técnicos de la Organización Sindical, con el fin de que aportáramos sugerencias, mejoras, que pudieran implementar cualquier iniciativa que se tomase en el futuro y poner a Extremadura en valor turístico.

Como ya íbamos con los deberes hechos, hubo ideas de todas clases: los valores históricos, la gastronomía, el descanso, el turismo cinegético, las visitas a parques naturales.

Cierto que en aquellos primeros 70 el turismo empezaba a hacerse hueco en regiones que no eran de playa y  Extremadura podría subirse a ese carro.

Un reconocido economista de la organización apuntó algo muy destacable :¿Cómo los traemos y dónde los alojamos? Existía un manifiesta carencia de alojamiento de calidad, con mayor acuse en zonas rurales , escenario de nuestro futuro desarrollo turístico;éso tenia que mejorar.

De otra parte , todos los que estabamos allí, eramos transportistas con importante flota de autocares, donde ya se incluían lujosos vehículos autopullman, con conexiones con todos los grandes tour operators españoles: Club de Vacaciones, Turavia, Meliá (que acababa de inaugurar oficina en Badajoz), Marsans, Atesa... y hablabamos desde el punto de vista de transporte por carretera. En un momento dado el avispado economista apuntó: ¿ de tren cómo vamos? . Tirando de papeles concluimos que situación no era desesperada, aunque se detectaban grandes carencias, casi exclusivamente centradas en el lujo, el confort y algunas combinaciones de tren y autobús, tanto en el servicio discrecional como en el regular, y la petición de suprimir el llamado "canon de coincidencia", una tasa (más bien un impuesto revolucionario) que los autobuses tenían que pagar a RENFE por coincidencia de itinerario (ya empezamos) incluso en trayectos donde ni siquiera habia ferrocarril.

Teníamos ferrocarril "standard", trenes TAF, Rápido TER, Automotor, TALGO, Expresos, una red bastante sólida de transporte de mercancias, explotada por TRANSFESA, gran parte de todo ésto apoyado por el nudo ferroviario de Mérida; no hace falta saber mucha historia que toda esta estructura fue consecuencia de la Guerra Civil, con sus necesidades de aprovisionamiento, que se surtían, entre otras, del Matadero Industrial de Mérida. Para adptar todo ésto al nuevo negocio del turismo, era necesario aportar comodidad y lujo.

A partir de esos años , no sólo no se mejoró, sino que se consintió que RENFE suprimiera linea tras línea en Extremadura , convirtiera primero estaciones en apeaderos y después, cierre definitivo, potenciando así que el viajero (cada vez más) se acostumbra
ra al coche particular, en vez  de sufrir las incomodidades de un tren matagallinas, que paraba  en todas las estaciones (antes atendidas por otros trenes). Así , Extremadura  quedó cada vez más aislada, por culpa de sus políticos que consintieron tales  desmanes de RENFE, olvidando  que es un servicio público, que Extremadura merece igual que otras regiones.

Cambiaron los tiempos y los modelos económicos; quienes no han cambiado son los políticos extremeños que siguen sin redaños  para dar un golpe en la mesa de Madrid  y gritar aquello de "se acabó la diversión", aunque ello les cueste el cargo, enfrentarse con su propio partido, con la oposición y con todo el que pase por allí. Que son políticos "de pueblo" y a su origen se deben, y, además, cobran por ello, en una región que no ha cambiado de partido político en veinticinco años, el tema tiene bemoles y sostenidos: La imagen de viajeros arrastrando maletas por un secarral, huyendo de un incendio es de juzgado de guardia. Cualquiera se acuerda del clásico slogan "Papá, ven en tren".

Otro asunto que puede chocar a los extremeños  es que quizá no necesitemos tanto un AVE como u buenos trenes, seguros, con más lineas y transportes para mercancias.